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sábado, 26 de noviembre de 2022

Anemonia sulcata. Cómo y con qué equipo, realizo mis vídeos.

 

Anemonia sulcata (ver texto al final).

Cuando empecé con esto de las imágenes, lo hice con Raymond.

Filmábamos en 16 milímetros. Él montaba la película, sobre mis guiones, en una inmensa mesa de montaje que tenía en su estudio.

Era un trabajón para Raymond, pero a él le entusiasmaba. Sarna con gusto no pica.

Fue un tiempo épico, en el que aprendí de él prácticamente todo lo que sé sobre la técnica del cine.

Formábamos un equipo prometedor.

Obtuvimos algún premio en certámenes domésticos.

Pero me fui de pastor al desierto de Almería y perdimos el contacto.

No tengo conocimiento de que siguiera produciendo. Creo que hoy Raymond ya no está operativo.

En lo que a mí respecta, pasé seis años en el desierto. Volví y luego seguí produciendo.

Me pasé al mundo digital pues los 16 milímetros me eran inaccesibles y estaban obsoletos para los objetivos que pretendía.

Mal aconsejado por José María, profesional del cine, compré una cámara Sony HDV, adquirí el programa Final Cut pro para editar los vídeos, un micrófono atómico y un enorme trípode profesional. Con todo ese bagaje, produje varios documentales que me satisficieron. Creo que estaba sobredimensionado.

Todo el equipo era muy aparatoso y cuando tomaba escenas en lugares públicos, llamaba mucho la atención, lo que me incomodaba.

A pesar de todo pase un tiempo divertido y creativo.

Rodé unas ochenta horas en formato miniDV, que luego una empresa especializada me pasó a un formato digital estándar.

Todo marchó bien hasta que tuve una avería en la cámara y no encontré en Barcelona ninguna empresa que me la quisiera arreglar, sin cobrarme por participado y sin garantías, una cantidad que era mayor que una cámara digital de gama media.

A eso se sumó una circunstancia personal, en la forma de un accidente vascular.

Un sesudo equipo de neurólogos me advirtió que no podría seguir escribiendo ni realizar ninguna actividad intelectual.

Naturalmente no hice caso y me empeciné en seguir escribiendo y realizando vídeos.

Y dedicando un mínimo de dos horas diarias y hasta que el cuerpo aguanta, de estudio.

Eso sí, tuve que reciclarme, pues no podía con todo el equipo y el editor Final Cut era demasiado complejo. O Quizás así me lo parecía y no me atreví a retomarlo.

Como no soy un potentado económico no repuse el equipo perdido y dejé de autoeditar, pero no de escribir libros y producir videos.

Ahora utilizo equipos que he desempolvado.

Concretamente una pequeña cámara Nikon, estanca, para tomas subacuáticas. La he dotado de un filtro polarizador para tomas muy concretas.

Forma mi fondo de armario, una caja Canon 1300 D, que compré para aprovechar unos objetivos que había comprado en su día, de segunda mano, un trípode de veinte euros, que compré unos grandes almacenes siguiendo consejos que vi en YouTube (como siempre mil gracias YouTube) y mi teléfono móvil de 125 euros.

Eso sí, todo lo que reproduce imagen lo hace en formato full HD.

El teléfono y la Nikon suelo llevarlos en el bolsillo, lo que me permite fotografías y vídeos de reportaje y naturaleza imprevista.

He tomado en fotografía, instantáneas muy interesantes, que sin embargo no he filmado, porque hasta hace muy poco no me he colocado el chip adecuado.

Ahora edito con un editor que me costó setenta euros y que, a pesar de ser sorprendente completo, es facilísimo de usar; intuitivo y coherente en los procesos.

Esta pequeña antología de mi experiencia de vídeo, tiene una moraleja y una conclusión.

La moraleja es que el futuro es impredecible y no te debe influenciar ningún augurio por fundamentado que parezca estar.

Y la conclusión, es que, si quieres, puedes, siempre que actúes con sensatez y un mínimo sentido común... Bueno, quizás incluso puedas pasar de eso.

Como es obvio, de todo esto no pueden salirte producciones de Spielberg.

No lo pretendo, aunque si fuera ese mi propósito, sin duda lo lograría o moriría en el empeño.

De hecho, tengo un premio al mejor guion, en un reconocido certamen internacional de cine submarino. Soy un buen guionista. No lo supe hasta entonces. Y con mi menguado equipo doméstico de cine y el trabajo continuo, tengo por seguro que podría llegar a ser un buen cineasta, si Dios quiere y el tiempo lo permite, como anunciaban hace ochenta años o por ahí, las corridas de toros.

Pero no, no aspiro ni por asomo a tanto.

Me llenan mis pequeñas pinceladas de la naturaleza, con imágenes sencillas y música enlatada.

Y estos textos que, desde el blog, acompañan a esa ventanita en You Tube.


Anemonia sulcata.

No hace falta presentar a esta desmelenada conocida. Se llama Anemonia sulcata y entre otros mares, es frecuente en el Mediterráneo.

En sus tentáculos tiene células venenosas que le ayudan para capturar peces e invertebrados y todo lo que le pueda servir de alimento.

No me voy a extender, pero sí voy a decir que buceando en La Mar Menuda de Tossa (Costa Brava), vi un góbido que se frotaba con ella y buscaba refugio entre sus tentáculos, a modo de los peces payasos tropicales.

Creo que este comportamiento ya está citado, aunque no lo sé de cierto.

El contacto con Anemonia puede ser doloroso para un niño, que tiene la piel más sensible, o para un adulto, si el contacto es en zonas sensibles del cuerpo, como el interior de los brazos a la cara, por ejemplo.

Suelen encontrarse en zonas batidas por corrientes, para aumentar sus probabilidades de caza.

En el vídeo me quedaron reflejadas muy bien las características de color e irisaciones del animal, pues lo tomé en un fondo somero muy limpio y con buena luz.



Estoy trabajando en esta entrada.



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