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domingo, 6 de noviembre de 2022

Zanahoria (Daucus carota sativus).

 


Dibujo: CD.


Me preguntan; ¿Por qué pierdes el tiempo con tus blogs y tus videos?

Y no sé qué contestar.

Porque otros lo hacen y a mí me sirve el que lo hagan.

Porque aprendo.

Estos son los únicos argumentos que se me ocurren; una sensación vaga y difusa de utilidad.

O quizás sea una expresión de mi vocación frustrada de maestro de pueblo.

No lo hago por dinero, porque es un rendimiento muy bajo para la gran inversión de tiempo y trabajo que supone.

No tengo monetizado nada, aunque ocasionalmente he visto anuncios en mis vídeos. No sé quién se beneficiará de ello. Un servidor no.

Hace tiempo probé monetizar el blog, pero me ponían anuncios de videntes y horóscopos.

Probablemente esos algoritmos que tanta fama tienen y tan tontos son, veían piedras y gemas en mi blog y las relacionaban con piedras mágicas y esoterismo.

Me harté y lo dejé.

Me rindió unos pocos euros que no pude ni cobrar.

Soy consciente de que esto de Internet es muy etéreo y lo que hoy vemos al tocar intro, mañana puede haber desaparecido de donde sea que esté.

No es necesaria una gran guerra ni otro desastre por el estilo.

Vemos que algo tan aparentemente sólido como WhatsApp o Twitter de un día para otro, dejan de funcionar o cambian de propietario.

Por eso Internet hay que verlo el día.

Lo que hoy hago sirve para hoy y el mañana es una fantasía.

A día de hoy estoy contento de los logros que he alcanzado.

Que no son el material acumulado en la nada o en la nube, sino el esfuerzo dedicado y los resultados de ejercitar la voluntad y adquirir conocimiento por ese esfuerzo.

He ido mucho más allá de los resultados que me propuse en su día.

Estoy satisfecho.

No quiere decir esto que lo vaya a dejar.

Solo que doy por más que alcanzado el objetivo.

¡Parecía todo tan complejo...!

Estar en la élite será complejo, pero nadar, es muy fácil.

Lo que haga a partir de ahora, es miel sobre hojuelas.

Esos algoritmos que rigen Internet son reyezuelos tiranos, diseñados para regir vidas e incentivar al internauta a que trabaje en Internet a un ritmo determinado.

Son como el hombre del látigo que obligaba al trabajo.

Pero aquí, en lugar de utilizar el látigo, se recurre al arma más sutil de la zanahoria digital, que se mantiene delante del burro para hacerlo avanzar.

Me ha costado, pero los he eludido.

Nunca he seguido a la zanahoria.

Soy un conejo rebelde. O inapetente.

Ese ha ido otro triunfo al poderoso pero melifluo Internet.


Posdata a 9 de noviembre de 2022.


Hoy he estado oyendo las cuitas de un par de blogueros con mucho seguimiento.

Me ha alegrado ver que confirman lo que comento aquí, salvo el tema de los ingresos que les supone, cosa que llevan con mucho sigilo y utilizando tonos irónicos,

Eso me hace pensar que, a partir de un cierto nivel de audiencia los ingresos son notables.

Pero lo que sí queda claro es, que mantener un canal de Youtube o un blog, con un nivel de audiencia interesante es un no vivir, incompatible con otra actividad laboral.

Y también que es una actividad muy sumisa a los poderes fácticos que gestionan estos asuntos.

Hay un grado de libertad, pero tan condicionado, que no sé hasta qué punto es libertad.

En fin, que es una tarea difícil y diplomática.

No es mi caso ni aspiro a ello en este momento por imposibilidad técnica y en buena parte anímica, pero creo que hoy no diría, como creía cuando escribí la entrada, que no se puede vivir de ello.


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