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lunes, 21 de noviembre de 2022

Ha muerto un artista.

 

Simpático y tímido reptil, asomando de un tocón.

Esta mañana, mi colega y amigo José Torrent, me ha enviado el enlace con un blog de Naturaleza cuyo autor, nuestro tocayo Josep, ha muerto tras una larga enfermedad.

He abierto el enlace y he estado repasando el blog y viendo algunas de sus fotografías.

Me he emocionado.

Son fotos magníficas que inspiran el amor que su autor sentía por la Naturaleza.

Son fotos con alma.

Quizás las fotos sueltas no me dirían nada. He visto fotos muy buenas de naturaleza, que me han gustado.

Es el contexto en el que estaban lo que me ha atraído. Su encaje en un marco que el autor ha considerado adecuado para transmitir su mensaje. El cuidado con el que las ha organizado.

Enseguida he notado un entrañable afecto por el creador de esa obra.

He sentido su presencia.

Es lo que ocurre con las obras de arte, grandes o pequeñas.

Transmiten los sentimientos del autor.

Estos sentimientos son más fáciles de comprender cuando la obra es una obra material, como un cuadro, una escultura, un libro, una película, una canción...

Pero es más difícil de entender al artista, cuando su obra es intangible.

Cuando su obra es una idea.

Y un blog es una idea plasmada en lo etéreo.

Si lo vemos en sus partes; en sus fotografías, en sus textos, no estamos viendo la obra completa, sino solo partes de ella.

Esa es la dificultad de los artistas que no pintamos cuadros o no hacemos esculturas.

La foto de un blog no es la obra, es solo una pequeña pieza que puede ser bonita o fea pero que no transmite el mensaje completo del autor.

La obra es el blog.

Hay que captar el sentimiento del blog para sentir el mensaje del autor.

Y eso no es fácil cuando una obra tiene tantas facetas como los ojos del insecto.

… Y no te digo nada, si la idea se materializa en un proyecto o en una actividad.

Entonces es cuando resulta más difícil que los árboles te dejen ver el bosque.

Pienso en los programas de Torrent, enseñando plantas a los niños o volcanes a los adultos.

O en mis programas Barcelona i la mar o la Escuela del Mar.

El impacto visual de unos niños plantando árboles, de unos adultos entre volcanes o de unos jóvenes navegando en un barco de cien años, es tan impactante que no deja ver la verdadera obra del autor.

La obra es el programa, que utiliza esos medios aparatosos para alcanzar su verdadero fin, que es el de hacer más personas a esos niños, jóvenes y adultos.

Lo que me impresionó de Josep, no fueron las fotos, sino el espíritu creativo de un ser humano que se enamoró de un rincón de su tierra y lo plasmó, como le inspiró su alma, en un blog, para transmitirlo a quienes supieran captar su sensibilidad.

No importa que su arte esté en una nube digital, hecha para ser perecedera.

En los mausoleos se utiliza el granito buscando la eternidad.

Soberana tontería.

El mundo es, por naturaleza, perecedero y un naturalista lo sabe y lo tiene muy presente.

La idea de Josep no era hacerse inmortal, era transmitir un sentimiento, que como sentimiento sí es inmortal, a otro ser perecedero que lo supiera entender y lo pudiera transmitir.

No sabemos a quién llega el mensaje, cómo se mantiene y qué efectos causa.

No importa.

Al fin, eso es la cultura de una sociedad.

Tampoco importa que la obra de arte del blog esté en la nube, intangible y etérea.

Lo importante es que alguien la vea, la entienda y la mantenga en su acervo cultural, para transmitirla a otro ser de su comunidad.

Esa misión es la que intento cumplir ahora en este blog, intangible y etéreo.

Me basta con que lo entienda una sola persona.

El blog de Josep, ya ha cumplido su misión.

Descansa en paz, colega.

Tu mensaje ha llegado y se ha replicado. ¡Hasta pronto!


Este es el enlace.


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