Hoy traigo una necrológica.
No
es la primera del blog.
Un
día de estos escribiré la mía, para que en su momento no quede el blog sin su
guinda.
La
de hoy es la de una persona querida, cosa que nada dice, pues mi amor alcanza a
todos mis semejantes.
Y a
los no semejantes sujetos a la Ley Natural.
También
era una persona próxima.
Ese
es el motivo de su presencia aquí.
Se
trata de la Hermana y madre Jerusalén, mCR (misionera de Cristo
Rey), que acaba de fallecer tras una dura, larga y ejemplar agonía.
Algún
tonto del haba verá en esta necrológica un contenido trivial, anodino y si es
muy tonto, muy tonto, irreverente.
Pero
no.
Hablo
de un puerto como metáfora, principio y fin de una singladura.
Es la
paz y la seguridad al final tras un azaroso viaje.
Aquí
ilustro además la posada en el puerto, una posada luminosa, que ofrece más que
el mero amarre y sus servicios elementales.
La
muerte es algo felizmente natural, que forma parte del diseño Creador.
Si
ese trance es digno y ejemplar, miel sobre hojuelas.
Así
es como se despide este naturalista.
Lo
siento por quien no le guste.
Que amplíe
su gusto.
Si quieres ver unas imágenes sobre esto, pulsa aquí.
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