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sábado, 2 de julio de 2022

Amable visitante. No hay que ser burro.

 

Tres amigos.

Amable visitante.

Bueno quizá no seas amable, pero la cortesía nunca huelga.

Hace demasiado tiempo que estoy tratando de flores.

Los motivos son dos; uno coyuntural, porque las circunstancias así lo determinaban y otro completamente subjetivo: El mundo está tan revuelto que una flor nunca viene mal.

Pero me voy a reformar y pronto volveré a hablar de las feas y sucias rocas. No ahora mismo, sino dentro de unos días.

La entrada que tenía preparada para hoy, la componían dos hermosas flores del Montardo de Arán, que habían enviado por un whatsapp de grupo.

Eran flores bellas y curiosas que me parecían un buen colofón para esta etapa de flores en el blog.

Pero hete aquí, que cuando pido permiso al autor, para su reproducción. Me da largas.

Tan largas que he decidido no publicarlas.

Este blog carece de publicidad y no me genera ningún ingreso y sí muchos quebraderos de cabeza para preparar las entradas.

¿Por qué lo hago? En algún sitio del blog ya he dicho que mi espíritu es de maestro, de los maestros antiguos de pueblo.

Disfruto transmitiendo lo poco que sé para ayudar a mi sociedad a que, dentro de mis posibilidades, suba su nivel de cultura.

He ocupado puestos destacados en el ámbito privado y público y nunca he dejado de ejercer, en mis ocios, de "maestro de pueblo".

Por eso he creado museos y un barco escuela que nunca me han reportado ningún beneficio y sí se han llevado una buena parte de mis ingresos y de mi salud.

Nunca me había encontrado con una situación así, de que me dieran la espalda, hasta hace unos meses, en que pedí al Ayuntamiento de Barcelona de la alcaldesa Colau, que me cediera unas fotos para una publicación del Museo Geológico del Seminario de Barcelona.

Tuve la callada por respuesta.

Esta vez no ha sido un ayuntamiento filocomunista quién me ha dado la espalda.

La caridad que se realiza bajo la atención de la fuerza mediática, no es caridad, es propaganda.

Me parece mentira que un blog tan inofensivo y llano como este, despierte tantas suspicacias y genere tan pocas simpatías en algunos ámbitos.

Y es que la cultura siempre ha inspirado recelos a muchos.

Hay quienes quieren que seamos unos burros.

Lo que no está mal para los burros, que son unos animalitos encantadores, especialmente Platero con su ignorancia.

Pero Ramón y Cajal con ignorancia no habría permitido importantes avances en la humanidad.

Lo que no está mal para los burritos, no tiene por qué ser bueno para los bípedos implumes.

Postdata a 2022.07.13.

Repasando el blog he visto que tenía esta entrada sin salida, es decir, que le faltaba un final, que en su momento escribí pero que se quedó en el tintero por el desconcierto que me causó la historieta que te he narrado.

En su día, aprovechaba la entrada para decirte que estaba hablando mucho de flores en el blog, Pero me iba  a reformar y que iba a volver a a hablar de las feas y sucias rocas. No ahora mismo, sino dentro de unos días, me decía.

Y en el entretanto, te traigo unas flores del Montardo de Arán, tenía in mente decirte.

Son las flores que no te traje por las circunstancias que te he contado, y luego continuaba con una historia.

Les Muntanyes que vaig estimar Bartomeu Puiggros

En la portada del libro Les Muntanyes que vaig estimar, del inolvidable y querido Bartolomé Puiggros, aparezco sentado en el laguito por el que deambulé sin crampones (me señalado con una flecha amarilla).

Fue una ascensión invernal que está parcialmente narrada por Puiggros en el libro.

Cometí el error imprudente de subir sin crampones ni piolet. Pero es que fue un repente. Quiero creer que la intención primera era quedarnos en el refugio, pero nos debíamos encontrar tan bien y hacía tan buen día qué decidimos ascender.

La voz cantante la llevaba Puiggros, alma de estas excursiones al Pirineo.

Fue peor la bajada que la subida.

Una gran imprudencia que todavía me desvela a veces.

Las flores eran eran el leitmotiv de este recuerdo del ascenso al Montardo de Aran.

Ahora sí, cumpliéndose las setenta y seis mil visitas, acabo esta entrada que empecé hace unos días y que tenía pendiente concluir.

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