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viernes, 25 de diciembre de 2020

¡Feliz Navidad 2020! ... y los animales en el pesebre.


Belén para la devoción doméstica. (Foto: Angélica Regidor).

Hoy, de nuevo, voy a hacer amigos, pero no me importa. 

Están documentados históricamente el nacimiento de Jesús en Belén, los acontecimientos de ese evento y los motivos de por qué fue allí y no en otro lugar.

En lo relativo a la existencia de la estrella, con el tiempo se están confirmando las teorías sobre ella. Muy recientemente se ha puesto nuevo fundamento sobre la del astrónomo Kepler.

Pero dudo sobre los participantes del acontecimiento.

La presencia de los pastores es obvia dada la historicidad del nacimiento, de la estrella mostrando el emplazamiento, y del entorno rural.

Pero ¿Quién nos habla de los animales del pesebre? La tradición, una tradición que se remonta a cerca de ochocientos años.

Me voy a centrar en los más nombrados;  la mula y el buey. 

Doy por sentado que podría haber  alguna cabra u oveja, gallinas y quizás algún gato o perro. Pero dudo del buey o de la variedad árabe de vaca presente entonces en Palestina.

Los animales citados en primer lugar pueden verse en un cortijo andaluz modesto, como el que ocupé en mi retiro de seis años en la Andalucía profunda, que sigo llevando plácido en mi corazón.

Allí no había vacas ni bueyes, verdaderos lujos para las economías modestas, que no disponen de rentas para comprarlos ni para mantenerlos, en una tierra semi desértica  sin pastos naturales.

La mula o el burro sí, pues son ayuda indispensable para muchas tareas diarias, y son baratos de mantener; mis vecinos se reían de mí porque cepillaba a Burra, la mula: Pero, ¿qué hace usted? ¡no es necesario! ¡Pero le gusta!, les contestaba! ¡Pues claro que le gusta!, me respondían riendo.

Trasladando a este ámbito la norma del actualismo biológico utilizada en Paleontología, podemos decir que lo válido hoy se puede extrapolar a hace sólo dos mil años y, en consecuencia, dudo de la presencia de vaca o buey en el Portal de Belén.

Bueno, ya está. Voy e repasar esa entrada pues he sufrido mil interrupciones mientras la escribía y al fin la he dejado apresuradamente para recibir del Papa Francisco, la bendición urbi et orbi  en la 2 de TV española.

Por cierto, me ha desconcertado favorablemente la valiente homilía previa de Francisco en favor de la paz. Sobre todo, porque todavía tengo reciente el medido e insípido discurso de Nochebuena del Rey de España, Felipe VI.

Pero es adentrarme en el mundo de la política, y no quiero perjudicar la trayectoria de este blog.


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