En
1989, coincidieron en el local del C.R.I.S. de la calle Pelayo, Cousteau
y Rodríguez de la Fuente, que se ven retratados en esta fotografía en la que aparece también Alfons
Ferrer (frente a Cousteau), entonces presidente del Centro, y siempre notable fotógrafo
aficionado, que por su constancia, ha devenido como
cronista gráfico fáctico del C.R.I.S.
Estuve
presente en ese encuentro y en él Cousteau me firmó una edición del El
Mundo del silencio (creo recordar que era la primera edición en español),
que conservaba en mi biblioteca y que llevé al encuentro con esa intención.
En
el barullo de la firma pensó Cousteau que el libro era del C.R.I.S. pues
Ferrer me presentó como “director de Departamento de Biología del C.R.I.S”.
En definitiva, que Cousteau me firmó el libro con la dedicatoria; “pour
la Bibliothèque de CRIS”, y así lo conservé durante años, fastidiado por el
error.
Pero el libro me desapareció cuando el expolio de mi biblioteca en Almería.
Si ves una primera edición en español de “El Mundo del silencio” con esa
dedicatoria, has de saber, querido lector, que es un libro robado y que te
agradecería que me lo comunicases. En fin, “sic transit gloria mundi”.
Otra
anécdota de esa fotografía es que se le está mostrando a Cousteau un
cartel que edité para dar soporte al Manifiesto sobre la limitación de la
pesca submarina. El cartel consistía en una serie de viñetas al respecto,
ilustradas por el grafista, cuando lo conocí un hombre encantador y generoso, Pedro Sallés.
Esa campaña enfrentándome a la pesca submarina, me trajo muchos problemas por
parte de la Federación Española de Actividades Subacuáticas (F.E.D.A.S.), que hizo
lo que pudo, gracias a Dios sin éxito, por defenestrarme. Hoy ya puedo decir
que, desde la trastienda, el C.R.I.S. hizo lo que estuvo en su mano por ayudarme. Mando
desde aquí un entrañable saludo a Frederic Malagelada, un hombre
justo y alegre, buceador y aventurero intrépido.
Paradójicamente,
con el ecologista Cousteau, todos hacían méritos con un cartel denodado (en la foto), promovido
por un José María Asensi, buceador denostado.
Esta campaña fue el
inicio de una nueva forma de ver el deporte subacuático.
Fue
este el único contacto que tuve con esos dos naturalistas. Pero años antes había
participado en la organización de un homenaje institucional en Barcelona, a Rodríguez de la Fuente.
Si quieres saber sobre las secuelas positivas del Manifiesto para la limitación de la presa submarina, haz clic aquí.
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