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sábado, 4 de abril de 2020

La aventura del Acuarama o Aquarama en el Salón Náutico de Barcelona.

Acuarama del C.R.I.S. en el Salón Náutico de Barcelona. Foto: Ferrer.
Hay cosas que sólo los muy solventes (el C.R.I.S. lo era) se pueden permitir y una de ellas fue la instalación por el C.R.I.S. de lo que llamaremos Acuarama, (al no tener precedentes lo podemos llamar como queramos), en el Salón Náutico de Barcelona cuando ese Salón estaba en su esplendor. El lector que no conoció esos momentos del Salón Náutico, no puede entender la triste sombra que hoy es respecto al que fue durante muchos años.

El Acuarama lo proyectó el Departamento de Ingeniería del C.R.I.S., entonces a cargo del socio Jacinto Tejedor, para que fuera un habitáculo submarino. Pero para exponerlo no teníamos medios económicos suficientes como para construir un receptáculo tan grande que cupiese, por lo que se decidió invertir su uso; en lugar de una casa submarina, durante el Salón sería un acuario donde se vería desenvolverse a los buceadores.

Participé en este proyecto desde su inicio con los colaboradores de mi Departamento de Biología del C.R.I.S. Fuimos mera mano de obra, pero mano de obra imprescindible, pues el Departamento de Biología reunía a un buen número de personas inteligentes y capacitadas, con mi posible excepción.

Para ir sobre seguro, ya habíamos ensayado el año anterior con un receptáculo pequeño que pintamos de azul. Luego, en el Salón Náutico de 1984 se desarrolló toda la parafernalia amarilla.
Acuarama del C.R.I.S. en el Salón Náutico de Barcelona. Foto: Ferrer.

Acuarama del C.R.I.S. en el Salón Náutico de Barcelona. Foto: Ferrer.

A la izquierda el acuario azul con un buceador que se puede ver por una de las ventanas. Señalo con un asterisco amarillo a Alfons Ferrer, alma mater de todo el tinglado de los Acuaramas, hablando con una autoridad de la Armada.
Visitantes del Salón Náutico, observando al buceador dentro del depósito azul.
Alfons Ferrer (asterisco), entonces presidente del C.R.I.S., hablando con el entonces Príncipe de España y otras autoridades.


Ferrer (asterisco amarillo), con autoridades en la inauguración del Salón Náutico 1986. Al fondo, el Acuarama.

Por descontado que el éxito mediático y de público fue abrumador y puso al C.R.I.S. y al Salón Náutico de Barcelona en la portada de todos los medios nacionales.

La instalación de todo ese tinglado no fue trivial y el entonces presidente del CRIS Alfons Ferrer, muy bien considerado tanto en las administraciones catalanas como en las españolas,llegó incluso a movilizar al Ejército español, que se unió con grandes medios al asunto del Acuarama, el proyecto de unas mentes soñadoras pero realistas, lideradas por un modesto panadero de pueblo, hijo y nieto de panaderos  que hunde sus raíces en la más profunda tradición catalana.
Vehículos militares trasladan los distintos módulos del Acuarama para que sean montados en el Salón Náutico de Barcelona.



Recogiendo los modulos del Acuarama en el local del C.R.I.S. en Esplugues de Llobregat, para trasladarlos al Salón Náutico.

El Acuarama fue un éxito total. Y tras ese éxito tenía todas las bazas a su favor para alcanzar su objetivo primigenio; el de ser un habitáculo submarino para experiencias de vida humana en el mar. De hecho, en esos momentos el C.R.I.S. disponía de la única cámara hiperbárica en España de gran y con un equipo médico especialmente habilitado para ese cometido, dirigida por el doctor Jordi Solá. El entrañable y noble médico Solá sigue hoy al pie del cañón frente a una cámara hiperbárica renovada, que asiste a un gran número de pacientes de la Seguridad Social.

Pero la vida del Acuarama acabó porque su éxito coincidió con el declive del C.R.I.S., que tuvo sus líderes, como los tuvo su éxito. Estos han ido apareciendo en el blog, y Dios mediante, seguirán apareciendo hasta donde mi memoria alcance. Los líderes del fracaso pueden guardar su ignominia en el anonimato de sus vidas enanas. Desde luego no son dignos de aparecer en este blog.

Agradecería que a la vista de esta entrada, si llega a verla y tiene a bien, mi amigo Alfredo del C.R.I.S. me documentase o corrigiese por el medio que mejor le convenga, sobre los personajes que aparecen en las imágenes (el protocolo nunca ha sido mi fuerte porque nunca me ha interesado). Así me ha ido.


Reseña del diario El País, al Aquarama. Muchos medios españoles hicieron referencia a este evento.



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