Hoy es domingo, primer día de la semana y día de
descanso para los cristianos.
Para los judíos, el día de descanso es el sábado.
Para los musulmanes, el viernes, que no descansan,
pero rezan.
Los budistas son más trabajadores y descansan mucho
menos; en lugar de día de descanso a la semana tienen días de descanso al año.
Los irracionales, sin sentido de la trascendencia,
descansan cada día.
Algunos, como los osos, descansan varios meses sin
parar.
Algunos orientales, chinos y japoneses, descansan en
el lugar de trabajo para no perder tiempo.
Los latinos además de un día de descanso entero a la
semana, descansamos cada día por la noche y por la tarde.
Mi compañero de escalada y querido amigo Javier, a
veces se quedaba dormido a media pared.
Ahora me quedo dormido a cualquier hora y siempre
que me lo propongo.
Cuanto más descansamos, más animales somos.
Aunque tengo sentido de la trascendencia, me gusta
ser animal y me fastidia cuando el frío me despierta a las seis de la mañana.
Hoy me he despertado a las seis de la mañana. Tenía
frío en los pies.
Luego he estado en un duermevela hasta las ocho.
No sé por qué cosas del cerebro, me he puesto a
organizar una travesía con mi barco CRIS 1 y un grupo de chavales.
Es una rutina de lo que hacía en un tiempo de mi
vida y que he comentado en otras entradas, que enlazo al final de esta.
Y con la objetividad que da estar en el mundo de los
sueños, he empezado a pensar en todo lo que tenía que hacer para preparar el barco con todo su equipamiento obligatorio y con el motor y los aparejos a son de mar.
Además, con todos los elementos de seguridad individual que
exige la ley y todos los que exige para el barco.
Luego, he pensado en la intendencia para más de quince personas,
su tripulación, para una o dos semanas.
Y todo un etcétera de condiciones y trámites que se
necesitan para semejantes aventurillas.
Y hoy, en mis sueños, me he visto incapaz de
realizar tanto para tan poco.
Y todo sin presupuesto, pues iba a mi cargo, salvo
puntualmente, alguna pequeña ayuda del CRIS.
Tampoco tengo ya el equipo de personas, que de forma
voluntaria colaboraban en estos proyectos.
Y a pesar de que esta mañana, en mi duermevela he
sido incapaz de atreverme a poner en marcha una sola aventura, en mi juventud
era cosa cotidiana.
Cada verano organizaba un viaje largo y algunas
singladuras cortas.
Y en invierno, con mucha frecuencia, paseos diarios
con treinta pasajeros.
Me ha dado pereza recordar el pasado de una forma pasiva, pero me ha servido para ver, en este momento de astenia
existencial, que mi vida dedicada a los semejantes y en gran parte a los niños
y jóvenes, no ha sido una pérdida de tiempo insustancial.
Con la perspectiva del tiempo, a veces me disgusta
ver la dedicación que he tenido hacia otras personas y hacia los animales y la
naturaleza en general, en detrimento de mi interés material y mi familia
carnal.
Quizá influye en ello el brutal ambiente de
corrupción que vive mi entorno social inmediato, que no solo no entiendo,
sino que me desquicia.
Y no puedo dejar de pensar que habiendo tenido tan
altos cargos en la administración, no haya sacado tajada de ello.
Conociéndome, sé que no ha sido merito mío, sino que
de casta le viene al galgo.
Para bien o para mal.
Y todas mis almas gemelas, han ido dejando este
mundo, dejándome a mi suerte.
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