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domingo, 13 de octubre de 2024

Es domingo.

 


Hoy es domingo, primer día de la semana y día de descanso para los cristianos.

Para los judíos, el día de descanso es el sábado.

Para los musulmanes, el viernes, que no descansan, pero rezan.

Los budistas son más trabajadores y descansan mucho menos; en lugar de día de descanso a la semana tienen días de descanso al año.

Los irracionales, sin sentido de la trascendencia, descansan cada día.

Algunos, como los osos, descansan varios meses sin parar.

Algunos orientales, chinos y japoneses, descansan en el lugar de trabajo para no perder tiempo.

Los latinos además de un día de descanso entero a la semana, descansamos cada día por la noche y por la tarde.

Mi compañero de escalada y querido amigo Javier, a veces se quedaba dormido a media pared.

Ahora me quedo dormido a cualquier hora y siempre que me lo propongo.

Cuanto más descansamos, más animales somos.

Aunque tengo sentido de la trascendencia, me gusta ser animal y me fastidia cuando el frío me despierta a las seis de la mañana.

Hoy me he despertado a las seis de la mañana. Tenía frío en los pies.

Luego he estado en un duermevela hasta las ocho.

No sé por qué cosas del cerebro, me he puesto a organizar una travesía con mi barco CRIS 1 y un grupo de chavales.

Es una rutina de lo que hacía en un tiempo de mi vida y que he comentado en otras entradas, que enlazo al final de esta.

Y con la objetividad que da estar en el mundo de los sueños, he empezado a pensar en todo lo que tenía que hacer para preparar el barco con todo su equipamiento obligatorio y con el motor y los aparejos a son de mar.

Además, con todos los elementos de seguridad individual que exige la ley y todos los que exige para el barco.

Luego, he pensado en la intendencia para más de quince personas, su tripulación, para una o dos semanas.

Y todo un etcétera de condiciones y trámites que se necesitan para semejantes aventurillas.

Y hoy, en mis sueños, me he visto incapaz de realizar tanto para tan poco.

Y todo sin presupuesto, pues iba a mi cargo, salvo puntualmente, alguna pequeña ayuda del CRIS.

Tampoco tengo ya el equipo de personas, que de forma voluntaria colaboraban en estos proyectos.

Y a pesar de que esta mañana, en mi duermevela he sido incapaz de atreverme a poner en marcha una sola aventura, en mi juventud era cosa cotidiana.

Cada verano organizaba un viaje largo y algunas singladuras cortas.

Y en invierno, con mucha frecuencia, paseos diarios con treinta pasajeros.

Me ha dado pereza recordar el pasado de una forma pasiva, pero me ha servido para ver, en este momento de astenia existencial, que mi vida dedicada a los semejantes y en gran parte a los niños y jóvenes, no ha sido una pérdida de tiempo insustancial.

Con la perspectiva del tiempo, a veces me disgusta ver la dedicación que he tenido hacia otras personas y hacia los animales y la naturaleza en general, en detrimento de mi interés material y mi familia carnal.

Quizá influye en ello el brutal ambiente de corrupción que vive mi entorno social inmediato, que no solo no entiendo, sino que me desquicia.

Y no puedo dejar de pensar que habiendo tenido tan altos cargos en la administración, no haya sacado tajada de ello.

Conociéndome, sé que no ha sido merito mío, sino que de casta le viene al galgo.

Para bien o para mal.

Y todas mis almas gemelas, han ido dejando este mundo, dejándome a mi suerte.










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