Anemonia sulcata (ver texto al final). |
Cuando
empecé con esto de las imágenes, lo hice con Raymond.
Filmábamos
en 16 milímetros. Él montaba la película, sobre mis guiones, en una inmensa
mesa de montaje que tenía en su estudio.
Era
un trabajón para Raymond, pero a él le entusiasmaba. Sarna con gusto no pica.
Fue
un tiempo épico, en el que aprendí de él prácticamente todo lo que sé sobre la técnica
del cine.
Formábamos
un equipo prometedor.
Obtuvimos
algún premio en certámenes domésticos.
Pero
me fui de pastor al desierto de Almería y perdimos el contacto.
No
tengo conocimiento de que siguiera produciendo. Creo que hoy Raymond ya no está
operativo.
En
lo que a mí respecta, pasé seis años en el desierto. Volví y luego seguí
produciendo.
Me
pasé al mundo digital pues los 16 milímetros me eran inaccesibles y estaban
obsoletos para los objetivos que pretendía.
Mal aconsejado por José María, profesional del cine, compré una cámara Sony HDV, adquirí el programa Final Cut pro para editar los vídeos, un micrófono atómico y un enorme trípode profesional. Con todo ese bagaje, produje varios documentales que me satisficieron. Creo que estaba sobredimensionado.
Todo
el equipo era muy aparatoso y cuando tomaba escenas en lugares públicos, llamaba mucho la atención,
lo que me incomodaba.
A
pesar de todo pase un tiempo divertido y creativo.
Rodé
unas ochenta horas en formato miniDV, que luego una empresa especializada me
pasó a un formato digital estándar.
Todo
marchó bien hasta que tuve una avería en la cámara y no encontré en Barcelona
ninguna empresa que me la quisiera arreglar, sin cobrarme por participado y sin
garantías, una cantidad que era mayor que una cámara digital de gama media.
A
eso se sumó una circunstancia personal, en la forma de un accidente vascular.
Un
sesudo equipo de neurólogos me advirtió que no podría seguir escribiendo ni realizar
ninguna actividad intelectual.
Naturalmente
no hice caso y me empeciné en seguir escribiendo y realizando vídeos.
Y
dedicando un mínimo de dos horas diarias y hasta que el cuerpo aguanta, de estudio.
Eso
sí, tuve que reciclarme, pues no podía con todo el equipo y el editor Final Cut
era demasiado complejo. O Quizás así me lo parecía y no me atreví a retomarlo.
Como
no soy un potentado económico no repuse el equipo perdido y dejé de autoeditar,
pero no de escribir libros y producir videos.
Ahora
utilizo equipos que he desempolvado.
Concretamente
una pequeña cámara Nikon, estanca, para tomas subacuáticas. La he dotado de un
filtro polarizador para tomas muy concretas.
Forma
mi fondo de armario, una caja Canon 1300 D, que compré para aprovechar unos
objetivos que había comprado en su día, de segunda mano, un trípode de veinte
euros, que compré unos grandes almacenes siguiendo consejos que vi en YouTube
(como siempre mil gracias YouTube) y mi teléfono móvil de 125 euros.
Eso
sí, todo lo que reproduce imagen lo hace en formato full HD.
El
teléfono y la Nikon suelo llevarlos en el bolsillo, lo que me permite
fotografías y vídeos de reportaje y naturaleza imprevista.
He
tomado en fotografía, instantáneas muy interesantes, que sin embargo no he
filmado, porque hasta hace muy poco no me he colocado el chip adecuado.
Ahora
edito con un editor que me costó setenta euros y que, a pesar de ser sorprendente
completo, es facilísimo de usar; intuitivo y coherente en los procesos.
Esta
pequeña antología de mi experiencia de vídeo, tiene una moraleja y una
conclusión.
La
moraleja es que el futuro es impredecible y no te debe influenciar ningún augurio
por fundamentado que parezca estar.
Y la
conclusión, es que, si quieres, puedes, siempre que actúes con sensatez y un
mínimo sentido común... Bueno, quizás incluso puedas pasar de eso.
Como
es obvio, de todo esto no pueden salirte producciones de Spielberg.
No
lo pretendo, aunque si fuera ese mi propósito, sin duda lo lograría o moriría
en el empeño.
De hecho,
tengo un premio al mejor guion, en un reconocido certamen internacional
de cine submarino. Soy un buen guionista. No lo supe hasta entonces. Y con mi
menguado equipo doméstico de cine y el trabajo continuo, tengo por seguro que podría
llegar a ser un buen cineasta, si Dios quiere y el tiempo lo permite,
como anunciaban hace ochenta años o por ahí, las corridas de toros.
Pero
no, no aspiro ni por asomo a tanto.
Me
llenan mis pequeñas pinceladas de la naturaleza, con imágenes sencillas y
música enlatada.
Y estos
textos que, desde el blog, acompañan a esa ventanita en You Tube.
Anemonia
sulcata.
No
hace falta presentar a esta desmelenada conocida. Se llama Anemonia
sulcata y entre otros mares, es frecuente en el Mediterráneo.
En
sus tentáculos tiene células venenosas que le ayudan para capturar peces e
invertebrados y todo lo que le pueda servir de alimento.
No
me voy a extender, pero sí voy a decir que buceando en La Mar Menuda de Tossa
(Costa Brava), vi un góbido que se frotaba con ella y buscaba refugio entre sus
tentáculos, a modo de los peces payasos tropicales.
Creo
que este comportamiento ya está citado, aunque no lo sé de cierto.
El
contacto con Anemonia puede ser doloroso para un niño, que tiene
la piel más sensible, o para un adulto, si el contacto es en zonas sensibles
del cuerpo, como el interior de los brazos a la cara, por ejemplo.
Suelen
encontrarse en zonas batidas por corrientes, para aumentar sus probabilidades
de caza.
En
el vídeo me quedaron reflejadas muy bien las características de color e
irisaciones del animal, pues lo tomé en un fondo somero muy limpio y con buena
luz.
Estoy trabajando en esta entrada.