Joan Roig. |
Tras
unos días muy aciagos, que omito relatar para no alargarme, hoy festividad de
San Juan, entro de refresco en el blog.
Esta
mañana, tras más de cuarenta años sin pisar la iglesia de la Concepción
(hoy basílica), mi parroquia de niñez, adolescencia y juventud, he tenido que
ir a una despedida de campamentos que salía de ese lugar.
He pisado
el claustro y bien, todo conforme a mis recuerdos.
Al
entrar en la capilla anexa, en la que me acogía a sagrado cuando mi
vida se ponía bajo cero, he visto una estatua del padre Pío de Pietrelcina que no estaba entonces allí.
Todo
seguía bien.
Mi suegra
italiana Concettina, me transmitió la devoción a ese santo y la reforzó su hija
inglesa que es hoy mi esposa.
Pero
al entrar en la nave principal, me han abrumado los recuerdos de infancia con
mis padres y batitos y me he derrumbado.
Ha durado
poco, porque en el claustro me he encontrado a un amigo al que no conocía, pero
con el que enseguida me he identificado. Ha sido un destello.
Estaba
allí sentado, desde hace tiempo y hoy celebra su santo.
Nos
hemos hecho amigos enseguida sin cruzar palabra, porque le he hablado pero él
no me ha contestado con palabras.
Se
llama Joan Roig y es un beato que murió con diecinueve años, mártir
en la Guerra Civil española por ir a misa.
He consultado
Internet, para conocer más de Joan y del claustro.
Me
ha sorprendido que la del claustro sea una de las pocas citas de Internet que
detalla tanto parte de la vegetación de un recinto, ¡con los nombres científicos de
las plantas!
¡Estos
curas!
Te
recomiendo que leas esa descripción botánica con dos o tres especies y que un
día caluroso de verano, te pierdas por allí.
Un
claustro gótico; fresco y silencioso en pleno Ensanche de Barcelona. Inenarrable.
Si
lo haces, no olvides darle recuerdos a Joan.
Si
tu corazón le escucha, tiene mucho que decirte.
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