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Foto: Libre en Internet. |
Creer
en Dios es una opción básica del hombre racional y libre.
Por
regla general las personas con las que nos tropezamos suelen ser racionales y quizás, libres.
Creo
que dentro de la racionalidad está la creencia en un principio creador. Lo he
comentado en otros lugares de este blog.
Pero,
así como veo racional la creencia en un ser inteligente superior que ha creado
el mundo, creo que entra en otro nivel de discusión, determinar el nombre de ese
ser superior.
Por descontado que, siguiendo el mismo criterio de racionalidad, quedan descartadas las creencias politeístas y aquellas que puedan relegar la naturaleza de ese ser superior, a algo práctico o material. Eso y nada es lo mismo.
Creo
que hasta aquí todos estaremos de acuerdo, pues son muy pocos y elementales los
pilares de este planteamiento.
Pero
en cuanto ponemos nombre a ese ser superior, todo adquiere una complejidad
enorme.
Porque
al nombre le sigue la doctrina y a la doctrina los adoctrinados.
Cada
vez que damos un nuevo paso en el conocimiento de ese ser superior, vamos
comprometiendo más de nuestra mente libre, de nuestra libertad.
A
medida que vamos avanzando en la búsqueda de la verdad, nos vamos alejando de
aquel principio elemental, indiscutible y al parecer inofensivo, de si existe o
no existe un ser creador, para irnos adentrando en el territorio de las
religiones consolidadas.
Estas
suelen ser una intrincada maraña de creencias y preceptos, que superan con
mucho la capacidad intelectual de una persona normal, hasta el punto de que debe de aparecer la profesión de teólogo, que es quien explica lo incomprensible para
una mente media, que ha optado por creer en la existencia de un ser creador.
En
el camino de la búsqueda de un ser superior infinito por seres finitos, se van
colgando de la idea esencial razonamientos, a veces extraordinariamente
complejos, alejados de cualquier mente mediana.
Por
eso las sociedades humanas, impacientes por conocer, se van alejando de esas complejas
marañas de ideas y se van volviendo agnósticas, pues las parafernalias de lo que ven, ofuscan la esencia de lo que buscan.
Y el agnosticismo es el inicio del fácil camino a la irracionalidad.
Creo
que al hombre le sigue interesando lo trascendente, pero lo que ocurre es que
le abruma lo que sus semejantes especializados en el tema, han construido.
Por
eso ha sobrevivido el cristianismo, porque al margen de las complejas
estructuras que han edificado las partes más ociosas y bien pensante del
sistema, alguien se ha ocupado en mantener y de dejar clara la norma esencial.
Ésta
es muy simple y está al alcance de cualquiera que rumie un mínimo sus
pensamientos.
¿Cuál es esa norma esencial del cristianismo?
Está resumida en los Diez Mandamientos,
según dice la Historia y la Tradición, entregados por ese ser superior a
Moisés.
Suena
a colegio y efectivamente tienen el encanto de la supina sencillez.
Son
la espina dorsal de la doctrina cristiana y están basados en la Ley Natural,
que todos los racionales llevamos grabada y por lo tanto podemos entender aún
sin estudiarla.
Estoy
hablando de etología humana, no de teología ni de nada aparecido. Lo digo para
los que ya estén preparando las cerillas para la hoguera.
Es
decir, si alguien quiere estudiar sobre el futuro de las religiones debe
profundizar antes en el conocimiento de la naturaleza humana. Y concretamente en
el conocimiento del hombre de hoy que, desgraciadamente, o no, no es el mismo
que el hombre griego o romano de la antigüedad.
Las religiones monoteístas son buenas y en el mejor de los casos alguna de ellas será la única cierta, pero quizás no dejen de ser una utopía.
Y como tal algo
inalcanzable, algo por lo que tenemos que luchar, pero por lo que no debemos
desesperar si no lo alcanzamos.
… Me
he alejado del título y vuelvo a él.
La
búsqueda de la verdad tiene su precio y cuánto más nos acercamos a ella, más nos
complicamos la vida y más comprometemos nuestra libertad cierta, por una verdad
especulativa. ... Si es cierto que nuestra libertad es cierta, sin el compromiso de
buscar la verdad.
Quizás
haya que pensar, en volver a los orígenes de los que tanto nos hemos alejado,
guardando lo esencial, pero despojándonos del bagaje inútil que hemos ido
atesorando en esta larga aventura de la vida.
¿Bagaje
inútil?
El
hombre ha evolucionado físicamente en su forma material.
De
eso tenemos conciencia y algunos datos que nos ofrece la controvertida y creo
que aún inacabada teoría de la evolución.
Pero
nada nos ha interesado de lo que nos dice sobre la evolución de la conciencia.
¿No
será todo ese bagaje inútil, restos arqueológicos de la evolución de la
conciencia, que están esperando a ser interpretados?
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