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martes, 19 de noviembre de 2019

Un naturalista, caballos policía, un globo cautivo y un feliz aniversario.

Globo cautivo sobrevolando Barcelona con turistas en su cesta.



Querido lector. La entrada de hoy no es la anotación en el cuaderno de un naturalista convencional.

Pero ya habrás visto que en este Blog hay poco de convencional.

Hoy celebro un aniversario, por lo que he elegido una entrada especial para un evento especial. No es un gran regalo de aniversario, pero quien da lo que tiene, da mucho.

Tener un espíritu renacentista puede ser peligroso porque dispersa, pero puede también ser una gran ventaja porque da una visión más amplia del mundo, por lo que se es más capaz de resolver problemas.

El mayor inconveniente de hoy, es que en un  mundo tan fuertemente especializado, un tercero puede no entender el alcance de lo que ve, al no tocar las teclas suficientes.

Eso ocurrió con mi frustrada tesis doctoral basada en la Teoría General de Sistemas, que me encomendó mi catedrático y maestro de Historia Económica, el recordado Dr. Pedro Voltes Bou.

Este intelectual de prestigio internacional en su especialidad, me planteó el proyecto de realizar una tesis en la que, combinando mis conocimientos de historia, economía y ciencias naturales, ensayara un estudio que intentara relacionar los fenómenos económicos y sociales desde el punto de vista de la Ciencia Natural.

El planteamiento era sugestivo y ya estaba tratado por especialistas norte americanos.

Pero la visión estaba avanzada a su tiempo en España (los Estados Unidos nos llevan un adelanto social de cincuenta años). Y el claustro se nos echó encima, tratando el planteamiento ¡de racista!

No pudo ser, y la tesis la recicló un buen compañero y amigo, simplemente economista, disimulándola con un subtítulo  muy técnico.

No siempre  nos salen las cosas bien a los espíritus curiosos.

Años después, ocupando el cargo de responsable económico de Barcelona posat guapa (Barcelona, ponte guapa), del Instituto Municipal del Paisaje Urbano y la Calidad de Vida, del Ayuntamiento de Barcelona, me vi en una interesante tesitura.

Este Instituto estaba dedicado a recabar fondos de patrocinio para actuaciones municipales de rehabilitación de la Ciudad.

Tuve entonces ocasión de conocer de cerca a la Unidad Montada de la Policía Municipal de Barcelona.

Este Cuerpo, de prestigio internacional en cuanto a su pericia y arte con los caballos, estaba olvidado por la jerarquía política municipal, de manera que todo su mérito radicaba en el esfuerzo solitario de sus mandos y agentes.

En una visita a las cuadras, pude ver que los caballos estaban estabulados en espacios en los que ni tan siquiera se podían tumbar.

Así desde que se creó el cuerpo hace más de cien años.

Entrada al picadero de la Unidad Montada de la Policía Municipal de Barcelona. Foto: A.B.


Caballerizas centenarias (antes de su restauración), de los caballos  de la Unidad Montada de la Policía Municipal de Barcelona. Foto: A.B.


Viendo aquello, en mi cabeza se juntó la empatía del naturalista para con los animales, con la visión del problema desde el punto de vista del economista.

No no podía ser; los caballos necesitaban un espacio digno, y eso costaba dinero.

Desde el Departamento municipal de patrocinio contacté con empresas especializadas que me documentó el jefe de la Unidad Montada y les pedí presupuesto para convertir los espacios angostos en boxes que siguieran las normativas internacionales. Opté por la mejor oferta.

Ya sólo faltaba el dinero.

La metodología general del Departamento para captar fondos de patrocinio, consistía en buscar un espacio urbano emblemático falto de rehabilitación y realizar las obras necesarias protegiéndolas con lonas sobre las que se ponía publicidad

La empresa que se anunciaba en ellas pagaba la publicidad y el dinero se destinaba a la rehabilitación en cuestión.

Jurídicamente el procedimiento podía ser cuestionable frente a las ordenanzas municipales, pero como era el propio Ayuntamiento el que promovía en invento, aquí paz, y después gloria.

Normalmente no era yo quien llevaba las gestiones de patrocinio, sino directamente el Presidente del organismo en cuestión.

Pero en este caso concreto, por mediar caballos y mi interés directo hacia los animales e imagino que por otras circunstancias que no voy a detallar aquí, se me concedió, no sin resistencias, que llevara este asunto concreto

(Más adelante realizaría la sustitución del antiguo muro del Seminario de Barcelona, por la valla actual, lo que también me trajo problemas desde el mismo departamento municipal desde el que actuaba. En otra entrada hablaré de esta actuación).

El fondo de financiación para la renovación de las cuadras de la Policía Montada Municipal, debía ser la contrapartida de una empresa a la que el Ayuntamiento de Barcelona cedía un terreno de RENFE, en el barrio de la Barceloneta, para volar un globo cautivo, en el que se embarcaban turistas para ver Barcelona desde el aire.

Como no vi claro el negocio, elegí un emplazamiento emblemático alternativo, por si fallaba esta fuente de financiación.

Fue el monumento a Colón (efectivamente, la empresa del globo quebró al poco de iniciar sus vuelos). El viento térmico, más fuerte en la temporada turística de verano, impidió los vuelos con seguridad.

Volvemos a la alternativa del monumento a Colón.

Hacía tiempo que había visitado a fondo el monumento a Colón y observé que la maquinaria del ascensor estaba obsoleta y carecía de elementos suficientes de seguridad así como de cualquier sistema para prevenir su incendio.

La planta baja era una verdadera ratonera para los visitantes, pues el pasillo de la salida de emergencia estaba bloqueado por un gran transformador, creo que de FECSA, que daba luz a parte del barrio.



Había  que sanear el lugar, ajustarlo a la normativa vigente y, sobre todo, trasladar el gran transformador a otro emplazamiento.

Para realizar la obra monté un gran andamio que podía verse desde los aviones que iban a aterrizar en el aeropuerto del Prat del Llobregat, un tamaño sobredimensionado que hacía más visible la publicidad y mejoraba la oferta.

El andamiaje no tocaba directamente al monumento en ningún punto, para preservarlo de cualquier daño.

La publicidad fue en una primera fase de Ford y en una segunda fase de Telefónica. Sirva la publicidad en este Blog, como obsequio personal gratuito a su acción publicitaria, por su confianza hacia mí y por su consideración por los caballos de la Unidad Montada.

No me voy a extender. Sólo diré que todo fue bien y que hoy los caballos tienen un alojamiento digno y a tono con su trabajo.

Sí hablaré de un efecto colateral excelente.

Al retirar el gran transformador y despejar el pasillo  de la salida de emergencia, apareció la base de la torre de les puces, dónde confluían los paños de la muralla de Barcelona del siglo XIII, que flanqueaba las Ramblas, con la muralla de mar (s. XIV).

Los historiadores conocían de la existencia de esa torre, pero desconocían su emplazamiento.

Nos planteamos cubrir el importante resto arqueológico con un metacrilato para que el paseante lo viese o, como alternativa, rellenar el agujero de arena y  pavimentar.

Las autoridades municipales optaron por lo segundo, por ser lo más barato.

Base excavada de la Torre de les puces. Foto: A.B.


Emplazamiento de la Torre de les Puces en un plano de época.


Como entre los objetivos de este Blog está el de tener presentes a buenas personas distinguidas por su defensa de la naturaleza, no puedo dejar de mencionar a D. Rufino López Valiente, entonces Intendente de la Unidad Montada, alma de todo lo que he contado. 

Sin su pasión por el servicio y por los caballos, no me habría metido en esta aventura.

El último responsable municipal y pionero de todo este tinglado de renovación de la Ciudad, fue Ferrer Viana, que me fichó para colaborar.

Contraje una deuda profesional y personal con él, que sus malos modos no pudieron borrar.  

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que en este Blog he hablado de la empresa automovilística Ford de España, no te quiero llevar a confusión al lector.

Imagino que los automóviles de esa marca serán excelentes.

Pero alguno de sus concesionarios, concretamente COVESA, de Badalona, dejan mucho que desear, para no decir que es una cueva de vendedores de alfombras, carentes de la más elemental ética comercial.

Si deseas adquirir un vehículo Ford, no se te ocurra hacerlo en ese concesionario y si ya eres el propietario de uno, no se te ocurra, para bien de tu seguridad y economía, hacerlo en ese concesionario.

Tengo buenos argumentos para hacer esas recomendaciones y no querría confundir la confianza de mis lectores, al haber hablado de Ford.

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