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domingo, 20 de octubre de 2019

Con las botas puestas. Tegenaria, Lampides, Genista, Icerya, Pieris y Chilocorus


Con la entrada de Nueva Zelanda, temo haber causado desaliento a algún lector. ¡Nada más lejos de mi intención!;  se puede disfrutar infinito de la naturaleza en cualquier lugar y circunstancia, sólo hay que desearlo. 

No puedo viajar a Nueva Zelanda, pero sí disfrutar de los viajes de otros a través de sus fotografías e historias.

Lo que sí puedo es coger mi bastón y mi camarita de “afotos”, e ir de safari fotográfico a los aledaños del piso a vivir mi aventura en la naturaleza.

No es Nueva Zelanda, pero sí es mi aventura. ¿Quieres acompañarme?

Es la hora del Ángelus.

La excursión empieza fructífera.

En el marco del portón de entrada del bloque de pisos en que habito, hace meses que vive una araña.

Veo que todavía está ahí. Entre la penumbra y una grieta del marco con la pared, fruto de los portazos de los vecinos descuidados, la araña  va pasando inadvertida a los limpiadores.

Araña Tegenaria, muy común en edificios.

Araña Tegenaria.

Le hago algunas fotos y salgo a la calle, ya con mi primera “presa” en el zurrón.

Hace un sol glorioso y algo de frío.

Hay más asfalto que tierra, Me encamino pisando asfalto unos metros, hasta un pequeño solar utilizado de aparcamiento eventual, que bien podría tener este cartel : ESPACIO PENDIENTE DE URBANIZAR, A LA ESPERA DE UN FALSO INFORME AMBIENTAL MUNICIPAL).

Me parece que el solar, con muy buenas vistas, tiene los días contados. 

Ya estoy pisando tierra. 

Unas mariposas revolotean entre arbustos.

Una pequeña de dorso alar azul pálido, (Lampides boeticus, especie muy parecida a Leptotes pirithous), lleva mi atención a una retama (Genista) que está hecha una pena de parásitos, de entre los que fotografío a una cochinilla acanalada, Icerya).

La mariposa azul revolotea entre sus infectadas ramas. La sigo con la vista pues fotografiar una mariposa es difícil salvo que la suerte nos acompañe.

Si no hay suerte se necesita paciencia. Es mi caso. Hago varios disparos, pero no hay forma. Entre tanto debo dejar pasar un par de mariposas (creo que Colias, una amarilla y otra enorme con marrillo dominante muy contrastado con rojo y negro; va como un tiro y no revolotea, por lo que la pierdo enseguida de vista. Ambas, muy a mi pesar, se quedan sin fotografía.)

Esperando que la hermosa mariposita azul se pose, veo sobre las ramas varias orugas, probablemente Pieris, pues veo que revolotean muchas mariposas de la col por la zona.

Genista . (Spartium junceum).

Cochinilla acanalada Icerya sobre Genista.
 Orugas Pieris.
 
 A pesar de la luz del cielo, brilla el sol y debería verse un hermoso azul cielo como en la imagen de la cochinilla o de la retama, pues la misma hora.

Pero hace viento y el arbusto se mueve mucho, por lo que tras varios intentos con resultados borrosos, utilizo el flash con ese resultado de cielo, pero con el tema principal aceptable; en la fotografía de la mariposa me ocurrió lo mismo, con un efecto tan acentuado que parece ser de noche. 

Lampides boeticus (el interior de las alas es de un bonito color azul).

Entre todo esto ha pasado una hora y el sol me esta dando de duro, más de lo que me conviene, por lo que decido retirarme.

Pero como en el descubrimiento de la tumba de Tutankamon, la Providencia me echa un cabo y se posa sobre la retama una mariposa, justo en el límite de mi altura  con el brazo estirado y la cámara en la mano.

El arbusto alza más de los dos metros. La fotografío y sale como sale, suerte de que el Blog es de Naturaleza y no de fotografía.

Contento vuelvo a casa. Ya estoy frente al portón y sobre el blanco del aluminio pintado veo un puntito de unos escasos dos milímetros que anda que se las pela.

Fotografío el puntido corredor y amplío la imagen en el visor de la camarita; ¡confirmado, es una mariquita Chilocorus!, la retama está de suerte pues las mariquitas son en su mayoría carnívoras y se alimentan de pulgones y cochinillas!

Los ejemplares de esta gran familia suelen ser de colores vistosos, pues así avisan a posibles depredadores de su sabor amargo.

En cuanto nota mi presencia, la mariquita emprende una carrera vertiginosa puerta arriba y me hace imposible obtener una buena foto, a pesar de utilizar el flash para inmovilizar la imagen, que ofrece los suficientes datos para su clasificación, lo que me llevará tiempo, pues hay varios cientos de especies.

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