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Arco iris y cortijo Huerta grande, vistos desde mi cortijo Huerta chica. |
Fui un buen estudiante, con sobresalientes y
matrículas de honor en mi carrera como economista.
Pero lo más contrastable, es que fui uno de los
pocos alumnos, creo que cerca de la veintena, de entre los cientos que la
empezaron, que acabó la carrera en cinco años. Podría testificarlo el propio Hortalá, entonces decano, si todavía vive.
Hortalá, era entonces miembro del partido político, esquerra republicana de Cataluña. Leí que fue
acusado de abusos por su secretaria y no sé cómo acabó el tema. Imagino que,
siendo político, acabaría de rositas, pero es incómodo en el día a día, tu
entorno social te conozca como acosador sexual… bueno, a algunos les da lo
mismo.
Si lees en Wikipedia, le verás un currículo
impresionante, incluido el haber militado en el partido de Jordi Pujol, con lo
que todo está dicho, incluida la verosimilitud del currículo.
Creo que también fui un buen profesor, aunque en el
seminario me tomaban por tonto, porque preparaba mucho las clases.
No tenía amigos, aunque me apreciaba mucho otro
profesor, que era miembro de un partido extra parlamentario de extrema
izquierda. El afecto era mutuo.
Yo no tenía adscripción política, aunque algunos
envidiosos mermados de cerebro me tachaban de facha, porque me empeñaba
en asistir a todas las clases, aunque hubiera huelga y en convocar huelgas
cuando a los zurdos no les interesaba; en mis años de carrera, en la facultad
de económicas de Barcelona, no había derechas e izquierdas, había izquierdas y
yo.
Suena pedante, pero era así. Y eso resultaba molesto
para todos, para ellos y para mí, pues me resultaba incómodo pasar
constantemente tensiones frente a una turba de papanatas.
Hasta tal punto fue así que un día, faltando poco
para mi tercera renovación del contrato, me llamo por teléfono Hortalá y
me dijo; no tengo más remedio que renovarle el contrato, pero si viene usted
por aquí, pone en riesgo su integridad física.
Mi paciencia y actitud ya las tenía acreditadas con
los dos años que llevaba en aquel gallinero. Pero, por cortesía consulté con el
catedrático que iba a dirigir mi tesis, Pedro Voltes. El pobre se asustó un poco.
De manera que desistí. Al poco el catedrático sufrió un infarto, creo que a
causa de la presión y de las miserias que le hacían pasar los zurdos de la facultad.
Dejé de preparar la tesis y me fui más feliz que un ocho, a dedicarme a mis
bichos y a navegar.
Y luego a irme al desierto de Almería, de pastor.
No me arrepentí nunca de ello. De hecho, cuando años
más tarde mi hijo mayor, después de hacer su doctorado en Málaga, me planteó
que quería dejar a la universidad, le animé a ello, para su sorpresa, creo. Y
es que mis hijos nunca me han conocido, ni creo han tenido el menor interés en
hacerlo.
Debo aclarar que tanto esquerra republicana de
Cataluña como al partido del Pujol, hoy Junts per Catalunya
(juntos), los conocía muy bien desde dentro, por lo que me atrevo a afirmar que
haber militado en ellos, sólo es un mérito para nombrar en Wikipedia.
Posdata:
Lo que aquí he narrado, fue mi primer contacto con
una jerarquía del partido político esquerra republicana de Cataluña.
Pero no fue el único. Años después, ejerciendo como
economista en el ayuntamiento de Barcelona, estuve al servicio como director
económico de un organismo en el que estaba al frente un tal Portabella, el
alcaldable a Barcelona de esquerra republicana de Cataluña.
Como deducirás querido lector mi conocimiento de ese
partido llegó a ser amplio.
Por eso no me ha sorprendido saber que ese partido de
ideología comunista, se encuentra hoy, al parecer, bajo fundadas sospechas de
encubrir una amplia red de pederastia y fraude inmobiliario, con fondos
públicos, en ámbitos de la generalitat de Cataluña, que están bajo el
poder de ese partido.
Rasgos comunes que vi, en personas que conocí de Esquerra,
eran la falta de moralidad y el fanatismo, ambos condimentos imprescindibles
para protagonizar las aberraciones y fraudes que se les sospechan hoy.
Hubo una excepción; un hombre de aspecto y porte
duros, en el que vi un toque de nobleza interior, no sé si real o torpe
apreciación mía. En cualquier caso, un toque de advertencia a los peligros de
la generalización, que aquí no aplico, pero que en conciencia, advierto.
Me entristece y escandaliza ver que semejantes
monstruos, forman parte de la sociedad y tienen capacidad para tomar decisiones
que destrozan a otras personas y especialmente a niños.
Hay casos en los que te puedes plantear, si
realmente no tenemos que tomar ejemplo de sociedades punteras como la China, en
la que la cadena perpetua y la pena de muerte, forman partes de su sistema
jurídico para crímenes contra la sociedad.
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