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jueves, 29 de mayo de 2025

Cipreses.

Cipreses.

The other day
, me encontré con esta foto obtenida por Angélica Regidor, en la que se ven una serie de cipreses.

Me parece que sé dónde está sacada, pero no le comenté nada, pues soy de poco hablar y de poco escribir, salvo cuando me da la vena y entonces resulto insoportable.

Si hubiera estado locuaz, le habría dicho que hace cuarenta o cincuenta años, leí que en las masías catalanas y en las posadas castellanas, se plantaban cipreses, que indicaban desde lejos, el grado de disponibilidad o de hospitalidad de la posada.

Si en tu viaje que solía ser duro, te encontrabas que tenían sembrado un ciprés, te indicaba que podían ofrecerte agua.

Si eran dos los cipreses que habían plantado, te estaban ofreciendo agua y comida.

Si eran tres, además hospedaje. La vida era dura y solo el hecho de que tuvieran la posibilidad de ofrecerte eso era ya mucho.

Muy probablemente, el ofrecimiento sería a cambio de nada o a cambio de lo que pudieras dar. No lo tengo claro, pero me huele a que era una oferta gratuita.

No creo que cobraran a un visitante ocasional un vaso de agua, un plato de garbanzos o un rincón en el pajar en el que tumbarse, para echar un sueño.

Los cipreses de la foto no son el caso.

Porque la foto es moderna y aunque los cipreses siguen siendo árboles, los hombres ya se han deshumanizado.

Sigue habiendo cipreses, pero ya no hay hospitalidad.

Los cipreses de la foto son probablemente para protegerse del viento. No para ofrecer. No le comenté nada de esto a Angélica.

Pero si el blog me sobrevive, ya lo leerá.

 


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