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domingo, 21 de agosto de 2022

Almendras siamesas.


Almendras siamesas.


Almendras siamesas. A lo que se ve, la hoja está atacada por un hongo o quizás por un ácaro.

Esto son unas almendras siamesas.

No, no son de Tailandia, la antigua Siam. Son del Maresme, comarca marítima catalana.

Hablaba de su condición genética no de su origen.

Aunque para llegar de Siam al Maresme, hay que pasar por el lugar de origen de los almendros (Prunus dulcis), que son los arbustos que nos obsequian con las almendras.

Me dirás ¿Pero la partícula “al”, ¿no implica una denominación árabe?

No. El origen próximo de la palabra almendra es latino y el origen remoto, asirio y aún hay un origen más remoto desconocido.

Es decir, no sabemos por qué se llama almendra, a la almendra.

Lo que sí sabemos es que, si la almendra fuera redonda, gordita, anaranjada y más grandota, sería un melocotón.

Ambas son drupas que tienen la misma piel velludita que protege una carne incomestible para nosotros en la almendra, pero que le gusta a los pájaros.

La carne del melocotón (Prunus persica) es sin embargo sabrosa para hombres y pájaros. Es más democrática.


Piel exterior de la drupa de almendra, probablemente picoteada por un pájaro.

Y dentro de todo esto hay una semilla con protección leñosa, con la que de niño hacía pitos.

Ambas especies son de la familia de las Rosáceas. Sí, también se incluyen las rosas.

Esta familia es apasionante, hasta el punto de que me atrevo a decirte que busques y leas sobre ella. Aunque sean cuatro líneas. O cinco.


Posdata a 2022.09.09.




Hace unos días recibí un WhatsApp, que adjunto con su autorización, del colega José Torrent, en relación a esta entrada.

Efectivamente las incisiones sobre la almendra no son las de un pico, sino las de una pala. Como la almendra estaba recogida de las ramitas inaccesibles de un almendro, di por supuesto que era un ave, sin percatarme de que las incisiones son planas coincidentes con incisivos, más que con marcas de un pico.

Es fácil que un ratoncillo trepara al almendro y se aventurase a las ramas más extremas.

Creó José, que tienes razón y te agradezco en mi nombre y en el de los lectores, la observación.



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