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lunes, 15 de agosto de 2022

La conspiración del helado.


Domingo siete de agosto 19:33h.

Esta mañana he recibido el whatsapp de una persona a la que aprecio y que esperaba. El whatsapp, no la persona.

Creo que me he liado, aprecio a la persona no al whatsapp, pero esperaba el whatsapp no a la persona.

Mis explicaderas se van deteriorando al ritmo de mis entendederas, por lo que pronto creo que me limitaré a gruñir.

En definitiva, que la intención era quedar pronto con esa persona en el puerto de Palamós para realizar una breve visita a la Costa Brava.

He bajado el barco con la almiranta y el marmitón para recoger una carta náutica detallada de esa zona y reavivar mis recuerdos.

El gps va muy bien, pero desde que hacía montaña he preparado siempre mis rutas, por intrascendentes que fueran, sobre el papel.

Como hacía mucho calor, hemos entrado un momento en nuestro restaurante del puerto para refrescarnos un poco mientras comíamos.

No sé si el espabilado del marmitón conocía los planes y por eso se ha puesto la camiseta del Empire State Building, para que estuviera a tono con el helado que se ha metido entre pecho y espalda. Ya me enteraré si ha sido una casualidad o una conspiración.

Al caer la tarde estando ya en casa, ha vuelto a nublarse el día y a tronar.

Esto me ha recordado que tenemos al lado la luna del esturión y que el tiempo permanecerá ya inestable hasta final de mes.

No quiero entrar en detalles en los que sí entro en mi librito De Badalona a las Islas Medas en barca (inédito), pero creo que el tiempo se me ha echado encima para esa excursión en la forma en la que la quería hacer.

Hablaré con mi afable interlocutor y estudiaremos una fórmula más estable de encuentro.

No voy a alargar más este apunte. Y ya contaré cómo acaba esto o, en su defecto, lo presentaré en el libro, editado en formato digital o en papel. Ya veremos.

 

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