Probables huellas de habitación del molusco bivalvo Irus irus. |
La
imagen de hoy, domingo de Ascensión, es la de un canto rodado calizo procedente
de una playa de Málaga, que me regaló Angélica hace un tiempo. Al ser un
ejemplar de arribazón suma dos características que acomplejan su clasificación;
no se puede determinar su procedencia y al estar muy rodado se pierden detalles
del aspecto original.
A
pesar de ello, voy a aventurar algunas opiniones a las que no debes dar mayor
valor.
En
primer lugar, los orificios me parecen cámaras de habitación del molusco
bivalvo Irus irus, animal que puede llegar a medir hasta
los 25 mm, (aunque nunca los he visto al natural tan grandes). El aspecto de la
cámara de habitación de los ejemplares que he visto en vivo es muy semejante. De
tratarse de esto, los ejemplares que produjeron esas perforaciones deberían ser
de buen tamaño.
En
las cámaras que he visto con ejemplares vivos, el animal está holgado en el
habitáculo que ha horadado, pero la entrada se estrecha, de manera que la
concha no puede sacarse por ese agujero, que es notablemente más estrecho. En
el ejemplar que presento se da esa característica.
Es
normal y frecuente que se aparezcan varias cámaras - con la disposición
anárquica de este caso - en una sola piedra, aunque por lo pequeña en esta
ocasión, es probable que se trate de un trozo desprendido de un bloque mayor.
En
el ejemplar de la fotografía el orificio de la derecha mide 6 mm en su parte
más ancha y 3,6 mm de profundidad. El canto mide 29 mm en su medida mayor.
He
visto marcas que dejan sobre la roca los erizos de mar, que son como leves
socavones. Las marcas actuales que he visto de foronídeos y anélidos son
galerías que en nada se parecen a lo que nos ocupa. También hay esponjas que
dejan marcas en las rocas, pero tampoco tienen que ver con este caso.
Ahora
bien. He visto en fósiles icnitas (huellas) semejantes que se atribuyen
a anélidos, foronídeos (ambos “gusanos”) o crustáceos. En cualquier caso creo que es
un error denominar a esas icnitas skolithos, que son galerías, lo
que no es el caso que nos ocupa.
Te dejo
materia para que se te haga menos duro el confinamiento, consultando en Internet
sobre esos extremos.
Tengo
pendiente de publicar, a espera de recursos, un libro de sesenta páginas de
restos de arribazón, donde expongo decenas de ejemplares como este y semejantes.
Es
un tema apasionante y muy atractivo para el público en general, hasta ahora inédito
en la extensión que lo trato en el referido libro, que se ocupa de muchos grupos de animales y
plantas pero que la ignorancia hace a los editores, ignorantes de su atractivo para los lectores.
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