Cortijo Huerta Chica. Níjar (Almería). |
Cortijo Huerta Chica. Níjar (Almería). |
Cortijo Huerta Chica. Níjar (Almería). |
En las tres fotografías de arriba mi cortijo, construido en su mayor parte por mí, en Almería. Fotos: gentileza de Google Maps.
Coincidiendo con la celebración de las Olimpiadas en
Barcelona, opté por buscar la paz en una vida retirada, rodeado de naturaleza.
Me encontraba en ese momento en pleno éxito de mi vida profesional como economista y ante el anuncio de mi retirada de la vida urbana, me surgieron excelentes ofertas económicas para seguir en ella, pero no atendí cantos de sirena porque la decisión estaba tomada.
Me
gustan los paisajes austeros y los oficios simples y tras darle muchas vueltas
opté por un término medio entre un desierto de verdad y un desierto pero menos,
y di en el desierto de Almería
Esta es la única zona de esas características en Europa,
con lo que no tuve que cambiar de continente, pues la otra opción era Marruecos
y no tenía claro que ese cambio me fuera a aportar paz.
El oficio, pastor y agricultor no es sencillo, pero aporta
paz; las cabras menos paz que las ovejas, pues éstas última son más dóciles y menos
aventureras.
La agricultura es más compleja, porque las lluvias son
escasas y poco previsibles. Descubrí que la falta de lluvia en septiembre
arruinaba todo el año de trabajo.
Sí es cierto que la decisión la tomé al inicio de la grave crisis económica que asoló España en esos años, lo que me pasó grave cuenta, que aún no entiendo como tuve fuerzas y ánimos para superar, eso sí, con secuelas.
... Pero ya tendré tiempo de enredarme en esas minucias. Por lo
pronto quiero decir que la elección fue buena a bulto, y que sólo el factor
humano alteró mi paz, aunque eso tardó en ocurrir, hasta que dejé de ser
invisible en el desierto, lo que era inevitable pues siempre, “la cabra tira al
monte”.
Arriba, Carmen y María en vehículo ECO utilizado en el cortijo. Una visita al pueblo, a unos pocos kilómetros, me suponía varias horas en la burra y el riesgo de ser arrollado por conductores locos por las prisas. En los secarrales de fondo cultivaba olivos, higueras, maíz autóctono (una variedad resistente a la sequía), cereales, tomates, guisantes y habas excelentes. Todo con mucho trabajo y poco éxito.
Vista desde el porche del cortijo Huerta Chica. Al fondo, el cortijo Huerta Grande.
Vehículo ECO. |
Vehículo ECO. |
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