Árbol de Navidad, pobre, pero entrañable. |
¡Dios mío!
¡Cómo anda el mundo!
¡Corriendo
y de cabeza!
¡Acabo de
entrar en el blog y me encuentro de nuevo con la barca!
¡Y
estamos ya a las puertas de una nueva Navidad!
He estado
un tiempo en silencio justificado.
Estoy
poniendo guapa la casa, a mi menda y a mi ordenador.
Han sido
unas magníficas lecciones de etología humana.
No es
cierto que el hombre sea un lobo para el hombre.
El hombre
es un buitre holgazán e inepto para el hombre.
Estoy
alcanzado los fines que me propuse, ¡pero a qué precio!
Estoy agotado
y todavía no han empezado las fiestas.
Te contaré chismes de estos días cuando me recupere.
Por cierto. He aprovechado para actualizar algunas entradas, en lugar de crear nuevas.
Por eso he incluido el gadget de seguir, pues me
dice Google que es una forma de estar al corriente de las nuevas acciones en el
blog.
Como verás en estos días no ha habido seguidores.
No me extraña.
Yo
tampoco me haría seguidor, pues piden muchos datos.
Veo que
solo los blogs con autor rodeado de un círculo de afines tienen algún seguidor.
Y siempre pocos, muy pocos; los amigos incondicionales o los pelotas sin
fronteras.
Un
servidor, que no estoy rodeado, espero no tener ninguno.
Las
vistas ya satisfacen mi ego.
Me dejo
algo en el saco.
No me
acuerdo.
En cuanto
me venga te lo cuento.
Seguir. Al marcar esta opción, se me autoriza a regalar, si me apetece, alguna
de mis publicaciones sobre naturaleza.
Esto no supondría, en modo alguno, que deseara mantener correspondencia
con el destinatario del obsequio.
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