Me ha costado un montón, pero por fin he conseguido educar
a esta patulea de peluches, para que bailen la conga.
Les ha costado un poco aprender eso, de que lo
importante es la armonía.
Pero al fin, todos han adaptado a las razonables normas
del anfitrión y no ha habido problemas.
¡Hasta lo peluches lo saben!
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