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martes, 15 de julio de 2025

El barco escuela CRIS 1, la V-13, una opción errónea y la sociedad de su tiempo.

 

La V-13, en el varadero del puerto de Barcelona.

Ya había visto en el puerto de Barcelona, en el muelle de San Sebastián, la embarcación V-13, que mucho después sería el, CRIS 1.

Pero ese día paseaba, en compañía de mi esposa Carmen, por el salón náutico de Barcelona y me tropecé con una embarcación de unos siete metros, de diseño clásico pero fabricada en fibra de vidrio y aparejada con una vela cangreja.

Me encantó la barquita y me pareció ideal para la familia.

Pero al tiempo tenía presente la embarcación V13 de quince metros de eslora y veintidós toneladas de desplazamiento, que había visto en el puerto de Barcelona, medio hundida, al pie de la torre de san Sebastián.

En aquel momento me planté la alternativa de elegir la barquita pequeña para disfrutarla con la familia o el barco grande, para dedicarlo a labores sociales.

Ya he comentado mi vocación de maestro, que no llegué a ejercer, para dedicarme a la economía y a la biología.

La cuestión es que en aquel momento decidí que la pedagogía debía ir por delante y elegí la V-13 como proyecto de barco.

Debía decir mejor como proyecto de vida, que es lo que fue en realidad y por lo que cometí un error que arrastraría el resto de mi vida.

Sí la V-13 me trajo muchas satisfacciones y experiencias personales, pero visto desde la perspectiva del tiempo fue un craso error de elección, que solo puede ser atenuado, por el bien que haya podido hacer a algunos de los miles de niños que pasaron por los programas docentes que llevé a cabo con ese barco, ya con el nombre de CRIS l.

La sociedad española no estaba preparada para acoger programas docentes desde esa perspectiva. De hecho, no estaba ni está preparada para acoger ningún programa docente, ni nada que sepa a cultura.

La sociedad española es una masa encandilada por el fútbol, la gastronomía de hamburguesa y kebab y el ocio sórdido y de masas.

Con semejante ambiente, tuve que pasar una gran parte del tiempo dedicado al barco, en superar palos en las ruedas que venían de las autoridades o del pueblo llano.

Para poner un ejemplo muy docente de lo que era esa gente, puedo decir que cuando acabe de construir el que sería el primer arrecife artificial español, las autoridades de marina de Madrid, pusieron en la carta náutica de la zona del arrecife, fondo sucio, en lugar de arrecife artificial, reserva natural, fondo protegido o zona silvestre de repoblación, por ejemplo. No, para el funcionario de Madrid, que probablemente solo habría visto el mar en películas, no se le ocurrió otra cosa que poner fondo sucio. A partir de ahí, te puedes imaginar las perrerías que me harían desde las administraciones, en cualquier paso que tenía que dar.

Elegir la labor social, como hice en aquel salón náutico, fue una elección a ciegas, romántica y precipitada.

El mismo CRIS, la entidad que dio nombre al CRIS 1. me dio completamente la espalda, salvo con la valiosa e insustituible colaboración personal de su presidente, Alfonso Ferrer, sin la que no habrían prosperado la mayor parte de los proyectos del barco escuela. Entonces el Cris era Ferrer, aunque eso no quita que pueda decir con toda propiedad, que el Cris me dio la espalda, pues eran persona física y jurídica distinta.

Hoy el que fuera el CRIS 1, se dedica al turismo, después de haber sido rebozado por una sustanciosa subvención de la Generalidad. El turismo es una labor mucho más fructífera que la docencia, lo que ya sabía desde el principio. Pero que nunca se me habría ocurrido elegirla.

Esto añade méritos a los programas pioneros que realice con el CRIS 1, pero con el tiempo he descubierto, que nunca tuve vocación de pionero sino de maestro.

Sintetizo aquí una vasta historia de mi lucha con la V-13 que podrás leer con más detalle y enjundia en mis memorias, si las llego a acabar y lo más difícil, si las llego a editar.




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