El meu ordinador i jo hem fet figa aquests dies. Per això estic allunyat d’aquí.
(Mi ordenador y yo hemos flaqueado
estos días. Por eso estoy alejado de aquí. Traducción de texto catalán
anterior).
El ordenador tiene arreglo. Lo otro
menos.
Esta capacidad que tenemos los Homo
sapiens de poder comunicarnos por la palabra, es algo maravilloso.
Por eso es inaudito que algunos, a
pesar de tener capacidad para conocer la virtud de ese don, lo utilicen para
enfrentar, alterando su sentido de unir.
En la aceptación de esa
capacidad, sólo cabe recurrir a la maldad de quienes pretenden desvirtuar el
sentido de algo tan magnífico como es el lenguaje.
O son malos, o son soberanamente
imbéciles. O las dos cosas, que muchas veces van unidas en los humanos.
Amo todas las lenguas y me subyugan
cuando las oigo. Disfruto oyéndolas. Incluso el esperanto, esa lengua universal
que no habla nadie.
La voluntad hace mucho. Estuve
oyendo hablar unos días en árabe y al fin podía entender, por encima, de lo que
me hablaban. Lo mismo me pasa con el francés, el inglés y el italiano. Y me
debería pasar con en rumano.
Estando muy por debajo de la media
en la comprensión de esas cosas, si soy capaz de ello, más lo será la media.
La lengua es uno de los elementos
básicos del progreso del Homo sapiens. Blandirla como arma es el
primer paso de desvirtuarla y luego, sin su virtud, ya da lo mismo que
rebuznemos o croemos.
Atacar una lengua es un genocidio
contra la Humanidad.
¿No han de morir nunca? ¡Claro que
sí! Cuando les llegue el fin a su ciclo vital.
Pero sin eutanasias y tras
aplicarles, si procede, cuidados paliativos.
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