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sábado, 1 de enero de 2022

Empezamos de nuevo.

Anoche decidí formar parte de mi sociedad y ceder al envío de felicitaciones por wasap.

El wasap me parece una herramienta del sociocapialismo, para embrutecer a la sociedad y que los esclavos no se revelen.

Llevaba tiempo entrenándome con actuaciones puntuales, para que no me diera de golpe.

Esta nochevieja envié al principio, un enlace con mi entrada del viernes, 31 de diciembre de 2021 (turmalina, variedad chorlo). Pero cuando recibí la imagen, aparentemente de Quino, que inicia esta entrada, dejé de enviar mi enlace y seguí con el genial dibujo de mi admirado pensador y dibujante argentino, Quino autor, entre otros muchos, del personaje Mafalda.

Al fin y al cabo, mi entrada, la de la turmalina, podía resultar muy críptica, pues combina conceptos de mal augurio con el color de la variedad del mineral, el negro. Eso está claro.

Pero en la segunda parte del mensaje, el mal presagio, simbolizado por el negro, que a la vez es el color de la piedra preciosa, deja ver que no debemos dejarnos llevar por las apariencias, que suelen ser contradictorias.

Pero entonces, en definitiva, ¿Qué estoy diciendo?

Eso lo aclara el final del mensaje, que es una alusión adaptada a la fe cristiana de la expresión popular italiana ¡chi lo sa! ¡Dio lo sa!

Recibí wasaps con citas almibaradas de autores consagrados sin citar su autoría, de textos sin contexto y de citas de libros de autoayuda.

Todo esto está muy de moda, especialmente en remitentes descerebrados, pusilánimes o beatos, que colman su espiritualidad con cuatro líneas de palabras indefinidas, que juntas aparentan un texto profundo.

Indudablemente, el wasap es un arma de destrucción masiva.

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