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sábado, 27 de mayo de 2023

Egipto y la mujer.

 

Rio Nilo, en una zona de playitas.

Voy a dedicar unas entradas al mundo egipcio, que estos días he visitado de nuevo.

En esta primera imagen, he querido huir de la vista tópica de las pirámides, que son el icono egipcio del pasado, para centrarme en el icono egipcio del futuro; la bandera de una nación y su pueblo.

Muchos creen que las egipcias, tapadas completamente con telas oscuras, dejando a la vista solo los ojos, son víctimas de represión.

Pero en una ocasión me crucé muy de cerca con una de esas mujeres que solo mostraba los ojos, unos ojos bellísimos, en los que no vi ni represión ni sumisión.

Vi unos ojos de mirada inteligente que inspiraban paz.

Me despertaron la certeza de que ir dentro de esas ropas que las ocultan completamente al mundo, les satisface y las hace libres, pues están aisladas de una sociedad, que para mí es decadente y corrupta.

Creo que esas mujeres son libres en su entorno y están protegidas de un mundo incómodo.

En su ambiente más personal e íntimo, pueden desarrollarse en toda su personalidad como no lo quieren hacer en la turba urbana.

Ellas tienen lo que yo no tengo, un recinto de paz y de intimidad.

Para la prensa decadente, ese es un atuendo signo de represión machista y sin duda para una parte de la opinión musulmana también lo será.

Pero si afinamos la visión, llegaremos a la conclusión que te he comentado.

para la inteligencia oriental y occidental, esas ropas son un ámbito de protección buscado por la mujer.

No tengo la menor duda de que si fuera una mujer musulmana, vestiría de esa forma, por libre decisión y con la satisfacción de saber de qué mi entorno más íntimo y personal está protegido de la basura que me rodea.


miércoles, 10 de mayo de 2023

Vejez

Atardecer sobre el Tibidabo (Barcelona). Foto: Antonio Asensi.

 No siempre el atardecer denota caducidad.

Es cierto que hace cuatro mil años, en el antiguo Egipto, el oeste era el mundo de los muertos, el fin de algo.

Pero luego, una cultura más profunda acabó con este mito y la muerte dejó de ser el fin de nada, para convertirse en el principio de algo apasionante.

Esta nueva cultura daba a la edad un valor añadido.

Igual, pero con otros valores, ocurría en el extremo oriente.

El poder de la comunicación que existe hoy, nos quiere vender una cultura de mercadillo, que vuelve al oscurantismo egipcio de equiparar el atardecer con el fin de una vida.

Esto es malo, porque amplía el saco de personas socialmente excluidas, saco en el  que se encuentran disminuidos físicos y psíquicos y ahora, además, los ancianos.

Es evidente que los disminuidos tienen un papel importante en la creación de la sociedad moderna, como lo tienen los ancianos.

Esa cultura que presenta el atardecer como el fin de algo, que incluye en eso la disminución y la ancianidad, es retrógrada, cruel y cateta.

El ocaso además de ser una imagen plástica bella, intelectualmente es una imagen que representa futuro y creatividad, serena y pacífica.

La vejez da libertad al alma, para que se exprese libre de las pasiones que tiene en la juventud.

La vejez, macerada en una juventud y madurez de estudio y reflexión, es el tiempo ideal del ser humano.

Cuando sea mayor, quiero ser viejo.