Páginas

lunes, 2 de junio de 2025

Vuelvo a la horchata de chufa. Esta vez es una emergencia. Papiro, Cyperus papyrus.

 

Papiro, Cyperus papyrus.

Probablemente la capacidad más notable de los animales superiores y también de los inferiores, no quiero olvidarme de algunos, es la capacidad de adaptación, tanto a largo plazo como a corto plazo.

A largo plazo, si el hombre tiene frío, le crece pelo y se adapta al medio protegiéndose con pelo y grasa.

Otra forma menos eficiente de adaptarse, es morirse. Pero eso no le sirve de una puñetera cosa.

La piel se oscurece para protegerse del sol, la grasa se acumula para protegerse del frío y la musculatura se refuerza para tener mayor capacidad de defensa y de esfuerzo.

Eso ya no hay ni que decirlo.

Hoy se trata tanto de eso en las escuelas, que lo tenemos por intuitivo.

Si queremos saber más y recurrimos a un libro de autor reconocido, entonces ya es la repera. Pero no es imprescindible el libro. Viendo la televisión, observamos la brutal capacidad de adaptación de algunos.

Desde mi juventud soy un bebedor insaciable de horchata de chufa.

La chufa es el tubérculo de una planta prima del papiro, que los árabes trajeron de Egipto a España, concretamente a la zona Valenciana.

Los árabes son una gente muy bruta pero muy refinada, creo que un perfil perfecto son esas culturas del Oriente Medio, que tanto han dado que hablar para bien y para mal. Como casi todas las culturas. De ese tubérculo de aspecto tan poco atractivo, los valencianos sacaron su zumo y obtuvieron la chufa. De eso es de lo que soy un bebedor insaciable.

He bebido horchata de chufa en Cataluña y en Valencia y no sabría decir cuál es la mejor, pues siempre he elegido horchaterías selectas en su manufactura.

Pero todo cambia. Mi última horchatería se ha modernizado tanto que ya tiene horarios woke... el 50% de las veces que he ido a comprar en estas últimas semanas me he vuelto con el rabo entre las piernas porque estaba cerrada.

Frente a esa dramática realidad solo queda frustrarme o adaptarme.

Tengo demasiados motivos de frustración como para sumarle este, por lo que he decidido adaptarme.

En otras ocasiones de crisis he comprado horchata embotellada que es mala como pegarle a un padre. Pero cuando la crisis ha durado, he observado que el paladar se ha ido relajando y lo que al principio era horrible, luego no está mal y luego, tiene un pasar y luego se puede beber y luego, en realidad no es tan mala. Voy a tomar ese camino.

En Mercadona venden dos horchatas embotelladas, una en cristal, frigorizada y otra en tetrabrik convencional.

La embotellada en cristal es difícil de trasegar, porque pesa mucho y es frágil, pero acorta el período de adaptación hasta encontrarla bebible.

La de tetrabrik dice que es horchata, pero es barata, manejable y tomándola muy fría, también acorta el periodo de adaptación… en un par de semanas, incluso llega a gustarte.

La adaptación se aplica a todos incluso a los proveedores; o adaptan sus horarios a la realidad diaria o se quedarán viendo como sus clientes se han adaptado a la horchata en tetrabrik.

¡Si los árabes de Arabia levantaran la cabeza, se entristecerían al ver a lo poco que ha llegado su esfuerzo!

Algo así como los pescadores gallegos con los bancos de bacalao del Atlántico Norte. ¡Tanto esfuerzo para tampoco rendimiento local!

Esta tarde ya he escrito mucho. Otro día te diré cómo me preparaba la horchata de chufa cuando era más joven. Aunque en el enlace que te doy, veo que ya te hablé en su día de ello, aunque desde otra perspectiva.

Creo que la horchata de chufa es una bebida en periodo de extinción, porque los paladares se han embrutecido. Aunque probablemente, en el Reino de Valencia, siempre habrá una horchatería, sedentaria o trashumante, es la que ondee la señera coronada.

¡Adiós por hoy!


Si no has tenido bastante, veo que aquí puedes avanzar más. Quizás redundo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.